lunes, 3 de agosto de 2009

Me acaricias 
con tu cuerpo revoltoso 
cubriéndome de algas 
o de pececillos despistados 
que resbalan entre mis dedos 
como tu espuma blanca, 
como el canto melifluo y sincopado 
de tus risas y de tus quejas. 
Me sumerjo en ti 
y me mandas tu mensaje 
de caracolas lejanas, 
o me golpeas duramente con tus olas 
zarandeando mis silencios 
que quieren esconderse 
del otro lado del inicio del levante. 
A veces me arrastras, 
me llamas desde tus corrientes 
escondidas y falaces 
susurrándome con tus resacas 
promesas de sirenas y jardines 
mar adentro... 
Y a veces estoy a punto de creerte.
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1 comentarios:
Debe ser fácil creerle a la magia del mar y su belleza intrínsica..
Un abrazo!
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